Octavio Acuña abrió “brechas” para denunciar “discriminación por orientación sexual”
- Cupi UAQ
- 24 jun
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A 20 años del asesinato -21 de junio de 2005-, amigas de Octavio recuerda que “De Colores” era un espacio incluyente que “daba mucha esperanza”
Jimena Ribeiro y Fabián Bocanegra
Infografías: Mario Ortega
A 20 años del asesinato del activista LGBT+ y psicólogo Octavio Acuña Rubio, ocurrido dentro de su negocio “La Condonería De Colores”, sigue sin esclarecerse la verdad. Su cuerpo, con al menos seis heridas de arma blanca, fue hallado en el local, sin señales de asalto o robo de mercancía.
A pesar de las exigencias de justicia por parte de la comunidad y de diversas organizaciones, el caso permanece marcado por la impunidad y el encubrimiento institucional. Todavía no se ha hecho justicia, pero la esperanza entre activistas y sus amigos permanece.
Organizó la Marcha contra la Homofobia en 2004
Octavio es recordado por sus amigxs y compañerxs como un hombre divertido e inteligente, era fácil para él acercarse a temas nuevos y compartirlos con otras personas.
Integrante de la Asociación Queretana de Educación para las Sexualidades Humanas (Aquesex), fue organizador de una de las primeras marchas contra la homofobia en el estado en 2004, en el marco del Día contra la Homofobia, el 17 de mayo.
Se especializó en derechos sexuales y reproductivos, y disidencias sexuales, así como activismo y vocería en el ámbito, hacía trabajo de formación profesional y de acompañamiento a jóvenes de diversas orientaciones sexuales, y prevención de embarazos e infecciones de transmisión sexual.
Octavio abrió un espacio incluyente que denominó “Condonería De Colores’’, ubicado en avenida Universidad.
Lluvia Cervantes Contreras, responsable de la Unidad de Género, Sexualidades y No Discriminación de la Facultad de Filosofía UAQ, compañera de Octavio en Aquesex, recuerda haberlo acompañado en la inauguración.
“Era un espacio donde las personas podían aprender sobre sexualidad, con talleres y pláticas. Era un momento feliz, el espacio daba mucha esperanza”.
Octavio y su pareja denunciaron por homofobia a policías, en la CEDH
Tras ser víctimas de homofobia por parte de dos policías en septiembre del 2004, Octavio Acuña y su pareja denunciaron ante la entonces Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) que fueron retirados del Jardín Zenea, por estar abrazados en una banca. La Comisión desestimó la versión; exigió pruebas “contundentes” de los hechos.
La Comisión no tenía personal capacitado en diversidad sexual y no dio respuesta a la queja, misma que escaló a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), entonces a cargo de José Luis Soberanes.
Sin embargo, el proceso no se resolvió debido a su asesinato y le dieron “carpetazo” porque la CEDH desestimó la queja, ya que no hubo seguimiento.
Octavio comenzó a recibir amenazas en su negocio, presuntamente de los mismos policías, además de vandalismos e intimidación. Él, su pareja y activistas exigieron medidas cautelares, pero nunca se tomaron en cuenta. Tras alzar la voz durante una conferencia de la CEDH, Octavio permaneció vivo seis días, antes de ser asesinado.
2005: Alfredo Botello y Juan Martín Granados estaban en gobierno estatal
A inicios de 2005, Alfredo Botello Montes, hoy coordinador de asesores del gobernador Mauricio Kuri González, era el Secretario de Gobierno estatal. Juan Martín Granados Torres, exSecretario de Gobierno en el sexenio de Francisco Domínguez Servién, era el procurador de justicia del estado.
El contexto político de aquel año también remite a que Arturo Maximiliano García Pérez, hoy diputado local por Morena en la LXI Legislatura, era integrante de la bancada del PAN en la LIV Legislatura del Estado.
Edgar Mohar Kuri era el Secretario de Seguridad Ciudadana, y Apolinar Ledesma Arreola, Secretario de Seguridad Pública Municipal en la capital.
Octavio denunció “situaciones de violencia (...) nunca se hizo para atrás”
La condonería “una vez amaneció tapizada de volantes anti-derechos, supuestamente pro vidas, en contra de los condones. Eran volantes donde estaban impresas dos manos con la cabecita de un bebé diciendo no al condón”, señaló Lluvia Cervantes.
La respuesta de las autoridades fue incipiente: las instancias a las que acudió no protegían ni respaldaban los Derechos Humanos, ni reconocían lo que implicaba la situación, el abuso de poder y la violencia no se reconocía institucionalmente.
“Él respondió poniendo el cuerpo, y no es fácil cuando denuncias situaciones de violencia y menos cuando denuncias al Estado. Octavio nunca se hizo para atrás, siguió denunciando”, señaló Alejandra Martínez Galán, coordinadora de la Unidad de Igualdad de Género y Cultura de Paz de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPS), y coordinadora general de Aquesex.
De igual forma señaló que en la ocasión que Marta Lamas visitó Querétaro, Octavio alzó la voz durante la conferencia y habló acerca de las agresiones que él y su negocio habían recibido, así como la falta de respuesta institucional.
“Él dijo: ‘Temo por mi vida’, y una semana después fue asesinado [...] Denunciar un acto de violencia no tendría que costarte la vida [...] Estaba muy claro el mensaje para las organizaciones: en Querétaro matan activistas”.
“Recuerdo un Octavio que nunca se hizo para atrás y que reconocía lo que implicaba alzar la voz en un Querétaro de hace 20 años, y lo que implicaba abrir brechas para la denuncia de discriminación por orientación sexual”, rememoró.
Procuraduría “tenía prisa por cerrar el caso” del asesinato de Octavio
El 21 de junio de 2005, Lluvia recibió una llamada para ir a la condonería, al llegar había una camioneta del Servicio Forense, medios de comunicación y policías.
“Cuando llegó la pareja de Octavio comenzaron a hacerle una serie de preguntas desde el estigma, el desconocimiento y el prejuicio, bastante irrespetuosas considerando que la persona acaba de enterarse que la persona con quien vive y con la que estuvo en la mañana desayunando acababa de morir”.
Después, hubo omisiones y arbitrariedades en el seguimiento del acceso a la justicia y otra serie de procesos.
No permitieron a alguien de la asociación, ni a su pareja, identificar el cuerpo, ya que no lo reconocían como familiar; la familia de Octavio vivía en Zacatecas, señaló Lluvia. No había un protocolo de investigación que tuviera perspectiva antihomofóbica y tampoco había una tipificación específica para atender y sancionar crímenes de odio por homofobia.
“En el proceso de la investigación tenemos documentados al menos tres ‘chivos expiatorios’, tres versiones diferentes que ninguna resuelve el caso”, advirtió Lluvia. La cooperación de las autoridades era nula, durante la investigación se negó la coadyuvancia a Martín y a abogadas que ofrecieron llevar el proceso en Querétaro, y se enfocaban en confeccionar narrativas homofóbicas.
“La procuraduría tenía prisa por cerrar el caso. “Letra S” llevaba un conteo de cuántos días de impunidad llevaba el caso, antes de que se cumpliera el año querían tenerlo resuelto”, afirmó Alejandra Martínez Galán.
‘Autoridad no consideró línea de investigación de motivación homofóbica’
Después del asesinato, la entonces Procuraduría General de Justicia del Estado de Querétaro (PGJQ) anunció el cierre de la investigación de un "crimen pasional". Inicialmente, un menor de edad fue detenido e inculpado por presuntamente revelar en una fiesta que él asesinó a Octavio. Nunca existieron pruebas contundentes.
La versión del menor de edad se mantuvo como oficial cuando una mujer transgénero dijo enviar al joven para darle un ‘’sustito’’ a Octavio, debido a que éste rechazó tener un encuentro sexual con ella. Nunca existieron pruebas contundentes, pero la PGJQ no dudó en catalogar el caso como ‘’crimen pasional’’.
Más tarde, al indagar se conoció que la mujer transgénero y el joven presentaban signos de tortura.
Dos años después, una nueva versión oficial se sostuvo luego de una confesión hecha en el lecho de muerte por una presunta implicada, quien aseguró haber matado a Octavio. Sin embargo, esa versión ha sido cuestionada por organizaciones y activistas, quienes denunciaron que no se consideraron otras líneas de investigación más consistentes, como el involucramiento de agentes policiales y la motivación homofóbica del crimen.
Diversas agrupaciones, como la Asociación Queretana por la Educación para las Sexualidades (Aquesex), señalaron desde un inicio que el asesinato de Octavio Acuña no fue un hecho aislado. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) respaldó la decisión local y también cerró el caso.
En memoria de Octavio, marchas contra la homo-lesbo-bi-transfobia
“Después del caso realizamos diversas acciones como jornadas y marchas contra la homo-lesbo-bi-transfobia, que son, a mi parecer la base para el movimiento LGBTIQ+ posterior en Querétaro, si existe una marcha, un Pride, es porque hubo marchas contra la homofobia en Querétaro.
“No hubiera habido marchas contra la homofobia si no hubieran asesinado a Octavio, pero no tendría que haber crimen de odio para que esto sea posible”, señaló Alejandra.
“Fue nuestra manera de que nuestro compañero siguiera en nuestra memoria, que de alguna manera siguiera luchando y realizando activismo”, finalizó.
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